“Era invierno y los puercoespines, aislados cada uno en su rincón, tenían frio. Transcurrieron unos días, hasta que se les ocurrió que una buena forma de calentarse, sería apretarse unos contra otros. Al acercarse, sintieron un agudo dolor, por las heridas que se producían unos a otros con sus púas y volvieron a alejarse. Al poco tiempo, el frío se tornó insoportable, y volvieron a buscar el calor de los cuerpos amigos. Los pinchazos les recordaron que, tratándose de puercoespines, el exceso de cercanía era peligroso. Decididos, sin embargo, a no dejarse vencer en su lucha contra el frío, se alejaron y se acercaron varias veces, hasta que alcanzaron una distancia óptima, que les permitió estar calentitos, pero sin lastimarse” (La parábola de los puercoespines", Schopenhauer, 1851)
En su libro, “el fin de una época” (2011), Iñaki Gabilondo utiliza esta parábola para reflexionar sobre la distancia óptima entre los periodistas y el poder. Comenta: “ahí radica, en efecto, la dificultad fundamental: cómo mantenerte y cómo acercarte; cómo cuidar ese juego tan difícil entre tu identidad y la de otros, en el caso del periodismo, tú y los poderes públicos, tú y la política…”. Más adelante dice: “en mi caso, por ejemplo, tenía comprobado que no podía r a comer con los políticos, salvo rarísimas excepciones, porque ahí perdía la distancia…”
También es interesante el prólogo de Joan Barril. Por poner algún ejemplo, leo: “…hay que tener en cuenta que la materia prima de la información y del conocimiento no depende de las cosas que suceden sino de quién nos la cuenta…” “lo que hoy es imprescindible para convertirse en referente del oficio de contar las cosas es la credibilidad”.
Andaba yo leyendo este libro y me fue imposible quitarme de la cabeza ciertas imágenes y medios de información: las cenas, las medallas, el Infocop…
Bonita parábola, en ciertas relaciones siempre es necesario manejar bien las distancias.
ResponderEliminarPero parece que en nuestro ámbito no todos tienen claro que se pueden pinchar si se acercan demasiado al calorcito
El calorcito no sólo pincha, también QUEMA.
ResponderEliminarAdemás, es bastante peligroso dejarse querer por tantos lados (políticos). Los pinchazos pueden venir desde todos lados: la derecha, la izquierda, el centro, arriba, abajo... y es que a nadie gusta ser el segundo plato o el sustituto, el "por si acaso".
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