Ha muerto Stéphane Hessel, importante en nuestra historia
por muchas razones, entre las que sobresale haber sido uno de los redactores
del texto de la Declaración Universal de Derechos Humanos, promulgada por la
ONU el 10 de diciembre de 1948.
Fue autor de “Indignez-vous!”, traducido al español hace dos
años por estas fechas con el título “¡Indignaos!”.
En edición se encuentra la que será su obra póstuma “¡No os rindais!”.
Su espíritu latirá al compás de los corazones de quienes hoy,
en una relación de fuerzas tan desigual, sostienen la confrontación democrática con el terrorismo financiero y sus
representantes políticos.
Pero, ¿qué sería de los grandes acontecimientos sin las
anécdotas que los rodean?.
Como Twiter demuestra, todos los grupos sociales tiene su “tonicantó”.
El nuestro quizás sea quien presentándose como presidente de ANPIR en
su cuenta de Twiter , leyendo aún ayer la obra citada, acaba calificándola como un “timo”.
(twit) Me compré el libro de ¡Indignaos! en un
aeropuerto para leerlo durante el vuelo; lo terminé antes de subir al avión:
¡me pareció un timo!!
Pero, ¡atención!,
no es lo que parece. En ese twit el
pájaro habla principalmente de sí mismo. Así nos informa de que: vuela (que no
es poco), compra libros y lee a velocidad media (la obra citada tiene pocas
páginas), quizás es un lector ocasional (ya que parece que no se ha traido
lectura de casa y debe comprar en un kiosko de aeropuerto algo para leer “durante
el vuelo”-nótese el leve intento de distinción frente a los que leen “en el
avión”), se ha quedado sin lectura (lo que probablemente le ha dado tiempo a
pensar en el twit valorativo), y
piensa que el opúsculo es un “timo”.
Y así es que lo
importante queda sin explicación: ¿por qué es un “timo” para el emisor de ese
trino?. Es lo que tiene la comunicación, que a veces se agota en lo menos
importante , y después pasa lo que pasa, que todo se confunde.
Si “timo” es
según la RAE (y entre las acepciones aquí probables) “Quitar o hurtar con engaño” o “Engañar a alguien con promesas o esperanzas” se abren inevitablemente dudas diversas: ¿le
pareció pequeño para el precio que tuvo que pagar?, ¿quizás fue que el
contenido le pareció facilmente inteligible?, ¿puede haber sido que la
argumentación se le hizo escasa?, ¿fue
porque pesaba poco?. Permaneceremos en la duda. Total tampoco importa mucho: lo
de la relación tamaño/calidad hace tiempo que es un problema resuelto (en física
atendiendo a la densidad, en sociología política valorando el efecto sobre movimientos-cambios
sociales).
Lo que sí
importa es que alguien que dice presidir una asociación profesional se despache,
de una forma tan simplona como pretenciosa, con una valoración así sobre un
escrito que tuvo la virtud de enlazar algunos de los mejores pensamientos del
pasado siglo con las necesidades y esperanzas del actual, hasta el punto de que
dio nombre al movimiento crítico que recorrió Occidente y que en España se
expresó en el 15M.
¿Es este un
representante con y para el futuro?. No es cosa de él. Como con los demás
representantes en una sociedad
democrática depende de sus representados, y estos pueden seguir pasivos o
indignarse.
Lo que
seguro es cierto es que es cosa de ellos.
Pero ahora, en
recuerdo agradecido a Hessel volvamos a su biografía para, una vez más, descubrir
que mana de las fuentes donde nace lo mejor de la humanidad.
Neurofox