En marzo de 2006 emitíamos un comunicado
titulado “dos años de conflicto en la psicología española. ¡Y éste era el
motivo!”.
Decíamos en
aquel momento que sectores del COP Estatal y la Universidad, unidos interesadamente
puesto que transitan por lugares académicos comunes de la formación posgraduada,
estaban jugando con el temor de estudiantes y profesionales ante la supuesta
amenaza que suponía la regulación de las profesiones (y los profesionales)
sanitarias a través de la LOPS.
Explicábamos que
este conflicto no se había producido por lo que se decía puertas afuera (que la
LOPS dejaba en una situación de indefensión a los psicólogos sin especialidad;
que las funciones propias de la licenciatura quedaban mermadas, que (toda) la
psicología era sanitaria…) sino por el
afán de control de la formación especializada por sectores académicos y
profesionales muy concretos.
En aquel
momento sólo nos equivocábamos en una cosa. Ilusos de nosotros, preveíamos la
pronta resolución del conflicto, una vez aprobada la reforma de los planes de
estudios, “... al producirse la desmovilización y con ello el abandono a su
suerte de los/as estudiantes y colegiados/as con dificultades laborales, a
quienes, si fragua la propuesta que acaban de presentar, se les invitará a
continuar en el Máster que proponen, alimentando así bajo precio y a su costa,
su esperanza de ejercer profesionalmente algún día…”
Efectivamente,
ocurrió tal y como preveíamos (salvo en
la duración del conflicto): con un máster profesionalizante para el
ejercicio generalista en el sector sanitario, elegido mayoritariamente por los/as
alumnos/as por ser el único que se exige para poder ejercer en un ámbito de la
psicología. Ya que se va a realizar una
inversión tan vergonzosamente cara, entendemos que se escoja aquella que permita
el ejercicio profesional en todos los sectores posibles. Teniendo un máster PGS
se puede trabajar en otros sectores; teniendo otro máster, se puede trabajar en
diferentes ámbitos excepto el sanitario.
Estamos en 2017. El
número de alumnos que cada año inician estudios de psicología sigue siendo igual
de elevado (aproximadamente 20 000 alumnos/as), al igual que el número de
egresados (más de 5000); el aumento desorbitado de las tasas universitarias
vuelven a convertir la enseñanza universitaria en un privilegio de quienes se
lo pueden permitir económicamente. Y en la psicología, el máster en Psicología General
Sanitaria, se ha convertido en un negocio muy lucrativo para no pocas
facultades (públicas y privadas) y profesores/as. Pero la empleabilidad de la
psicología sigue siendo muy baja (independientemente del título universitario
posgraduado que se tenga), con alrededor de 20000 licenciados/as y graduados/as
como demandantes de empleo.
Si el panorama no ha cambiado, el enemigo sobre el que
les interesa mantener el foco (para no convertirse ellos mismos en el foco del
malestar) es el mismo: la especialidad de psicología clínica, y su sistema de
formación, el PIR.
Así que de
nuevo sectores colegiales y universitarios concentran fuerzas en contra de la
especialidad, en los últimos meses con mayor ferocidad. ¿Qué objetivos tienen
en el horizonte?:
1. El CGCOP pretende convertirse
en una entidad acreditadora de títulos de especialización profesional, a través
de la grandilocuente Comisión Nacional de Acreditaciones profesionales.
Inicialmente pretendieron establecer el título de “Psicólogo especialista en
Neuropsicología Clínica” (previo pago de 121 euros de tasas), pero sorprendidos
en el engaño y la ilegalidad, finalmente se quedaron con el título de
“experto”.
Al CGCOP siempre le molestó la
verdadera Comisión Nacional de la Especialidad en Psicología Clínica (cuyos
integrantes llegaron a estar denunciados judicialmente por prevaricación y
falsedad documental, cargos finalmente desestimados, por supuesto) y no dudó en utilizar como arietes a
asociaciones estudiantiles y profesionales creadas ex profeso y bajo su amparo. Les molesta que sean los Ministerios de
Educación y Sanidad quienes tengan las competencias para regular el ejercicio
profesional en el ámbito sanitario.
Apuestan decididamente por la
creación de títulos de especialistas, otorgados (previo pago) por el CGCOP. Lo
ha confirmado recientemente el presidente de la rimbombante comisión de
acreditaciones del CGCOP, Mariano Vera.
En una vergonzante exposición frente a profesionales que apuestan decididamente
por el rigor y la exigencia profesional en el campo de la neuropsicología
clínica, y que aspiran a que ésta sea una especialidad vía PIR, expone
claramente su deseo que las diferentes especializaciones no sean reguladas por
el Ministerio de Sanidad (“los médicos”, dice despectivamente), sino que sean
reguladas “por la propia profesión” (es decir, por los que llevan más de 20
años acaparando puestos en la organización colegial, y con tasas que van a
parar a las arcas del CGCOP, a los viajes, cenas y desayunos colegiales).
Como representante del CGCOP, y ante un foro de profesionales, Mariano
Vera exclamó literalmente: EL PIR ES UN FRAUDE. No debería permanecer un solo
día representando al colectivo profesional en ninguno de sus ámbitos de
representación.
2. El CGCOP pretende desviar el
foco de atención de sí mismo ante quienes se sienten estafados. Tantos años
alimentando el relato por el cual el freno de la profesión era la LOPS, que
consideraba que la psicología no era sanitaria, y ahora que ya existen
profesionales protegidos mediante habilitación o titulación para el ejercicio
sanitario generalista, se ve que las posibilidades de empleo son las mismas
(escasas).
Pero el CGCOP ha encontrado una
nueva escenografía para mantener ese foco alejado de sus personas (sí, son
personas individuales que llevan tanto tiempo en las poltronas que ven el
Colegio Profesional como su propiedad): la
Atención Primaria como Ítaca, como el lugar natural donde han de ejercer
los psicólogos generalistas sanitarios.
Que esto contraviene la legislación
y la propia historia de la sanidad pública española, de constante
especialización y exigencia formativas, con el Sistema –IR como símbolo de su excelencia, y la reserva de plazas para
especialistas sanitarios, no parece ser un obstáculo en la particular odisea
colegial. En su huida hacia adelante,
les valen más los juegos de prestidigitación que una planificación responsable
del desarrollo profesional.
3. Algunos sectores de la Universidad,
con una propuesta formativa que pasaba por crear másters con directrices
propias para todos los ámbitos de la profesión, se encuentran con una única
formación posgraduada de esta naturaleza (MPGS), una sobresaturación de
alumnos/as que eligen esta opción en detrimento de otros posgrados, y con
escasa capacidad para dar salida profesional a, una vez más, tantos egresados.
¿qué hacer? Construir otro relato: intentan desvirtuar la calidad y
conveniencia del sistema PIR (haciendo comparaciones a la baja, como si fuera
un demérito tener una formación por encima de otros países europeos, lo que da
idea del nivel argumentativo) a la vez que pretenden igualar los niveles
competenciales del título de Psicólogo General Sanitario y Psicólogo
Especialista en Psicología Clínica
Los intereses
convergentes de ciertos sectores colegiales y académicos siempre han estado
claros, y han podido mantener una estrategia de constante entorpecimiento
durante años, porque tienen recursos económicos, medios de difusión
propagandística y relaciones de poder.
Si no han conseguido más es porque han tenido enfrente a profesionales clínicos
y académicos que han desvelado una y otra vez los engaños y conspiraciones que
han tejido, y actuaciones de dudosísima validez legal.
Un nuevo acto teatral ocurrió el 22 de
marzo, con el CGCOP arrogándose un papel conciliador, reuniendo a miembros
“destacados” de la Universidad y asociaciones profesionales para valorar las
diferentes opiniones sobre la “controversia en torno a la carrera profesional
de la psicología clínica”.
Ahora el CGCOP se erige en moderador neutral del
conflicto, y para ello hace uso de sus organizaciones satélites, como la Sepcys, con medidas que pretenden un "salomonismo" equilibrado: "para vosotros esto a cambio de" (el itinerario a cambio de Atencion Primaria). El CGCOP originó ese mismo conflicto hace casi 15 años, y está dispuesto a
mantenerlo otros tantos.
Les da igual el futuro de la profesión, el presente y futuro de sus profesionales, y sobre todo, que es lo que hace que nuestra profesión tenga sentido, las necesidades asistenciales de la población.
Les da igual el futuro de la profesión, el presente y futuro de sus profesionales, y sobre todo, que es lo que hace que nuestra profesión tenga sentido, las necesidades asistenciales de la población.
No podemos permanecer callados/as ni inactivos/as. Debemos seguir atentos a los movimientos en contra de la
especialidad y del Sistema Nacional de
Salud. Tenemos una historia detrás de dignificación y lucha por la
especialidad. No podemos dejarla caer.
#veradimisioncop