Desde hace mucho tiempo
tenemos la sensación de que echar la vista al pasado incomoda a más
de uno, que no interesa recordar cuál ha sido el proceso que culmina
en la creación de la especialidad de psicología clínica, que
sustenta la específica formación de las profesiones sanitarias y
cómo ha de ser la vía de acceso a la profesión en nuestro Sistema
Nacional de Salud. Con frecuencia también, y dado que no se puede
eliminar por completo las huellas de este proceso, se opta por dar
una visión parcial o falseada del asunto, haciéndose cada uno un
traje a medida.
Sin
embargo, si hemos llegado hasta aqui, razones de peso habrá. Y la
psicología clínica española llega siendo una profesión sanitaria
regulada, con unas condiciones de acceso determinadas y con el
proceso formativo que es, y sólo es, el Sistema PIR.
Porque
si no fuera así, si se hubiera planteado en su momento una vía de
formación mejor que la actual, ¿no créeis que se hubiera seguido?
¿Por qué entonces se da vueltas y vueltas a la fantasía de que la
Universidad se haga cargo de la formación posgraduada para
convertirse en especialista, o ahora un nuevo profesional sanitario y
que esa formación sea equivalente al PIR?.
Claro es que no lo
consiguieron cuando en una de las muchas reformas del Sistema
Universitario se definieron tres posibilidades de formación de
posgrado: el doctorado, y los títulos propios de máster y
especialista universitario, que abrieron la veda para la casi
infinitas posibilidades actuales de formación. En aquel momento,
algunos sectores universitarios intentaron, sin éxito que ese tipo
de formación se presentase como alternativa al PIR.
Ahora es más de lo mismo
con la figura del Psicólogo General Sanitario.
En este caldo de posiciones contra la especialidad soprende la opinión de Carrobles sobre el riesgo de que la especialidad sea una "rémora"
para la psicología clínica moderna en un entorno europeo de
formación. Otra vez al ataque.
http://mesagalegadapsicoloxiaclinica.blogspot.com.es/2013/01/bibliografia-comentada-o-comparada.html
Pero
como la Historia está para recordarla y aprender de ella, os
recomendamos la lectura de un artículo cuyos firmantes son Begoña Olabarría
y Miguel Anxo García, en la revista de la Asociación Española de
Psicología Clínica y Psicopatología, sobre el proceso de
construcción de la psicología clínica en España como
especialidad sanitaria:
No podemos dejar de
señalar un párrafo en el que opinan sobre ese empeño sobre
reescribir, distorsionar o suprimir situaciones y hechos del pasado
reciente: "Ese lamentable empeño cuenta con sus propias
organizaciones «profesionales y científicas»; en él
participan esas «eminencias» que propugnan la modalidad de quienes
explícita o implícitamente formulan sin más que modernidad,
progreso, ciencia, especialidad, formación,conocimiento y campo de
intervención son nociones que se dan la mano y son equivalentes a la
simple desaparición de trabas a la satisfacción sin límites de sus
intereses en un mercado cuyas grandes líneas de expansión buscan
controlar."
Y a grandes rasgos, ¿qué
nos puede decir nuestra historia sobre la consolidación de la
psicología clínica como especialidad y su formación a través del
Sistema PIR?
- Que la especialidad se
fue construyendo colaborativamente con diferentes sectores de nuestra
profesión y de otras profesiones que compartían una visión
progresista de la salud mental. No faltó el debate, pero en su
inmensa mayoría, fue a través del juego limpio.
- Que desde el inicio, se
valoró una psicología clínica íntimamente ligada al Sistema
Nacional de Salud, creciendo y complejizándose a medida que el
sistema también se hacía más complejo, y se iban consolidando
nuevos modelos organizativos, de gestión y asistenciales.
- Que, por lo tanto, la
formación especializada debía ofrecerse dentro de los propios
servicios sanitarios, pegada a la realidad asistencial, y al mismo
tiempo, con plenas garantías de calidad en la formación, en centros
a creditados para ello, en base a un programa formativo homogéneo
(el hecho de integrarnos más tardíamente que otros profesionales
sanitarios favoreció el evitar sus errores pasados, en concreto el
sistema formativo obsoleto inicial de los médicos especialistas que
los hacían depender de escuelas universitarias, cátedras y Colegios
de Médicos, sin formarse en Hospitales públicos, sin
un programa formativo establecido, ni con un acceso en condiciones de
igualdad, mérito y capacidad).
- En definitiva, la
formación sanitaria especializada para ser psicólogo clínico sería
la exigida por las Administraciones Sanitarias, de acuerdo con la
normativa reguladora.
Ni diferentes ni excepcionales.
No
nos dejemos engañar: la lanza que esgrimen sectores caducos en base
a una supuesta modernización de la Psicología Clínica, el
cientifismo y el logro de unos "estandares" que algunos se
arrogan en exclusiva por el simple hecho de pertenecer al ámbito
académico, no es más que esa misma obsolescencia de la que huyeron
los médicos especialistas cuando impulsaron el Sistema MIR y que la
Administración Sanitaria sancionó legalmente, sólo modificándola
para mejorar el Sistema.
La
opinión (que no argumento) que esgrimen de que cuando exigimos
la misma formación sanitaria especializada y requisitos de acceso
que el resto de profesionales facultativos es un signo de servilismo hacia éstos,
es una muestra palmaria de su ignorancia activa sobre el Sistema
Nacional de Salud, y su apuesta por seguir viviendo de espaldas a la
realidad asistencial, social y hasta normativa (si
dicen que deben ser los representantes de la Psicología los que
deben establecer los requisitos técnicos, temporales y
profesionales; parece que se olvidan que estamos ante un Estado de
Derecho, con poderes legislativo,
ejecutivo y judicial)
¿Es entonces la
psicología clínica y su formación PIR una rémora del pasado?
Éstas son las guías que en su momento elaboraron un
Comité de Expertos (entre ellos Carrobles); leedlas y decidid si es un
anacronismo o sigue protagonizando la mayor evolución de nuestra
disciplina como profesión:
(1)
Está directamente vinculado a los servicios especializados de la red
sanitaria, lo que permite el establecimiento de un equilibrio entre
la investigación básica y la investigación aplicada, en relación
todo ello a las necesidades que la demanda social en los servicios
públicos plantea. Ello habrá de permitir además una mejor y/o
mayor adecuación de los instrumentos del psicólogo al campo de
intervención.
(2)
Vincula la formación postgraduada al ejercicio profesional y ello no
sólo porque aparecen profesionales vinculados a funciones docentes,
sino también porque al estudiante de la especialidad se le
reconocerá el ejercicio profesional que realiza al tiempo que su
formación, a través de un contrato laboral.
(3)
Posibilita y favorece una mayor identidad profesional tanto
internamente como en relación a otros colectivos profesionales de
distintas disciplinas que realicen funciones en campos de
intervención común, así como en relación a los ciudadanos que
demandan sus servicios como especialistas.
(4)
Contribuye al reconocimiento de la psicología clínica como
profesión sanitaria en el marco de la sanidad española, de acuerdo
a la Ley General de Sanidad y al Informe de la Comisión Ministerial
para la Reforma Psiquiátrica.
(5)
Permitirá una homologación de derecho de los psicólogos
especialistas en relación a los titulados superiores de otras
disciplinas vinculadas al campo de la salud (médicos,
farmacéuticos).
Pues la formación vía PIR para cualquier profesión sanitaria me parece de lo más innovador. Sobre todo en este momento de recortes y precariedad.
ResponderEliminar¿o es que algunos profesores quieren tener becarios a su cargo, que hagan todo lo que les manden a la espera de su título? porque de servilismo hay mucho en el doctorado....
Increíble que todavía se crean los guardianes del saber y la ciencia.
ResponderEliminarPenoso que se aferren a sus sillones. Me gustaría ver cómo se desenvuelven en una consulta clínica. ¿darían clases magistrales a sus alumnos/pacientes?