Francisco Santolaya, como presidente (eterno) del Consejo General de
Colegios Oficiales de Psicología, ha convocado una reunión en la sede colegial
para el próximo 22 de marzo, comida de trabajo incluida. Pretende convocar una
reunión selecta de profesores a título individual (de no todas las
Universidades ni CCAA) y representantes de lo que él considera principales
sociedades de la Psicología Clínica (pero en la que ni siquiera están todas las
que forman parte de la Comisión Nacional de la Especialidad de Psicología
Clínica, comisión asesora del Ministerio de Sanidad).
El motivo de esta reunión es conocer de primera mano los argumentos de
destacados “representantes” académicos y profesionales sobre la carrera
profesional de la Psicología Clínica, una vez que parece alcanzar un nivel más
“institucional” (así lo valora Santolaya) ante la próxima posición oficial que
sobre el itinerario realizará la Conferencia de Decanos de Psicología.
Esta reunión es claramente
extemporánea, y por ello, sólo podemos pensar que obedece a unos intereses que
no son los de “propiciar el diálogo”.
Recordemos que la organización colegial estatal, inicia en 2004 un
recorrido vergonzante de más de 10 años de entorpecimientos, acusaciones sin
fundamento, dilaciones, manipulaciones… al alimón entre ámbitos universitarios
y colegiales, autoconvocándose en un
“Foro por la psicología” que no representaba a toda la profesión (ni al ámbito
universitario). Muchos no compartíamos (y el tiempo nos dio la razón) sus
funestas predicciones sobre el futuro de la psicología si no era consideraba
sanitaria.
Un repaso a las declaraciones de la Mesa
Galega da Psicoloxía Clínica en esos primeros años da una idea de
objetivos, estrategias y tácticas utilizadas por el aparato colegial
(prácticamente los mismos que aun hoy se sientan en Juntas y Permanentes) en
unión permanente con la Conferencia de Decanos.
En el contexto de la reforma de Estudios Universitarios para adaptarse al
Espacio Europeo de Educación Superior, los esfuerzos de la Conferencia de Decanos van a estar dirigidos a conseguir una
serie de másters con directrices propias para lograr una especialización de
posgrado (incluyendo lo que llamaron el Máster en Psicología Clínica y de la
Salud).
Un comunicado de la Mesa Galega en 2008 advertía “Ni modificación de la LOPS ni máster con directrices propias, ¡4 años
de especialidad!”. Se consiguió esto último, un gran avance en el
desarrollo del Programa Formativo de la especialidad.
Pero sí se terminó creando un máster con directrices propias (el Máster en
Psicología General Sanitaria, no exento de críticas sobre los contenidos, su
obligatoriedad, los precios…) y sí se modificó la LOPS para añadir un nuevo
profesional sanitario: el Psicólogo General Sanitario.
Y tenemos que recordar, porque es
fundamental para entender el contexto de esta reunión, que en el momento de
desarrollar el máster con directrices propias (en un grupo de trabajo
coordinado por el Ministerio de Sanidad), tanto la Conferencia de Decanos como
el CGCOP estaban de acuerdo en el itinerario Grado-Máster-Pir.
En torno a la publicación de la Ley
General de Salud Pública, de 2011, que conformó una nueva realidad académica
y profesional, diferentes organizaciones profesionales de la psicología clínica
nos esforzamos en conseguir un itinerario coherente, que garantizara unos niveles progresivos y
secuenciados de conocimientos, competencias y responsabilidad para el ejercicio
profesional en esta área, hasta alcanzar el título de especialista en
psicología clínica. NI DIFERENTES NI
EXCEPCIONALES, insistíamos.
Sea como sea, el CGCOP, al menos aparentemente y con más ambivalencia que
claridad, se une en la defensa del itinerario, e incluso se congratula de lo
que el Ministerio de Sanidad valora como obvio en el Libro Blanco sobre los Recursos
Humanos del Sistema Sanitario, encomendado por acuerdo del Consejo
Interterritorial del SNS (2014), donde recomiendan en relación con la
psicología en el ámbito sanitario “Es
evidente, de otra parte, que se debería exigir el título que habilita como
Psicólogo General Sanitario para poder
acceder a la especialización en Psicología Clínica”.
Entonces, ¿Por qué ahora esta reunión, donde el CGCOP ejerce de anfitrión y
asume una especie de intermediación neutral de lo que parece que ya tenía claro
y parecía defenderlo sin ambages?
Si pretende conocer la opinión de los diferentes representantes académicos
y profesionales, ¿por qué una selección arbitraria, que en algunos casos no
ostentan representación alguna?
¿Están preparando una vuelta a sus posiciones en contra del itinerario
amparándose en la no unanimidad, y arrogándose una nueva “portavocía” que
amplía sus límites de representación?
Ya es conocida la utilización por parte del CGCOP de una estrategia de
neutralización a través de reuniones donde mantiene una aparente actitud
conciliadora con organizaciones profesionales que le permiten mantener una
imagen legitimadora de su supuesta representación colectiva.
Más que nunca, debemos mantenernos muy vigilantes hacia movimientos que
vayan en contra de la calidad y presencia de la Psicología Clínica en el
sistema sanitario.
De nuevo están deslizándose antiguos argumentos que, aunque irreales,
remueven el miedo de los estudiantes y profesionales de la psicología a no
poder ejercer, o donde ponen las tintas de las dificultades de inserción
laboral en motivos que no son ciertos. Un ejemplo clarificador es la entrevista
del actual decano del COP de Cataluña (que pertenece al triángulo de poder
colegial, junto con Madrid y Valencia, por lo que no podemos verlo como un
verso suelto), donde explica que la falta de profesionales de la psicología en la
sanidad pública se debe a la ley que impide acceder a los puestos a psicólogos
no especialistas. Del imposible número de egresados, facultades y el negocio
redondo de la formación posgraduada nada dicen.
Mesa Galega da
Psicoloxía Clínica
Santiago, 1 de
marzo de 2017
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