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miércoles, 8 de febrero de 2012

LOS DEPREDADORES DEL TAPYR (cuarta entrega)

Nota de editores: se ha recibido sólo este texto. Deducimos que falta la segunda parte. Quedamos en espera de que pueda restablecerse el envío.

Posiblemente datadas en el año 2008. Quizás en el verano. Unas notas que bien pudieron ser elaboradas por uno de los exploradores que lograron regresar. Constituyen un archivo que se encontraba partido y que una vez recuperado informa de algo terrible. La devastación no era casual.

Envío utilizando un reemisor de confianza algo dudosa. No tenemos mucho tiempo.

NOTAS DE OBSERVACION

  Desde hace once dias mantengo este puesto camuflado con hojas de manuales de disciplinas relacionadas con la Psicología. A través de una ventana practicada en una hoja de un capítulo de filosofía, que parece desarrollar algo referido a Platón y sus problemas con la realidad, observo sobrecogido desde hace más o menos siete dias a una tapyr que, para fortuna de la investigación de la subdirección, está en alcance visual y accesible a los instrumentos de registro. Pero para mi desgracia su conducta me viene sumiendo cada vez con más fuerza en la pena, en una tristeza que parece hundirme en la tierra.

El puesto está situado a dos dias de marcha de tapyr de los límites de los campos paranínficos entre dos enormes árboles de diagnóstico diferencial, al borde de un claro teórico del tamaño de una  hipótesis razonable y sólo poblado por una hierba rala de una altura no superior a las ambiciones de un lider corporativista. Los escriptor debieran andar lejos, esperando víctimas en las fronteras de la selva sanitaria. La presencia y le petit empereur también tendrían que estar más al sur. Es por eso que decidí situar el punto de observación de tapyres en esta zona. No son fáciles de observar en actividad ya que su propia timidez hace que se retiren o distorsionen radicalmente su conducta cuando se sienten observados.

Hace un tiempo caluroso, el aire huele a crisis e  incertidumbre sobre un fondo reconocible de putrefacción por destrucción gestora, lo que me hace recordar la constante actividad fagocitadora de algunos negotiorum gestor que seguro no andarán lejos creando más calvas como esta. 

A los cuatro dias de instalar el puesto cuando ya pensaba que sólo estaba perdiendo el tiempo, una tapyr joven se mostró al otro lado del claro y durante unas seis horas permaneció mirando hacia el centro, casi inmóvil. Después desapareció, adentrándose en la selva por donde había venido. Reapareció al dia siguiente en el mismo sitio a la misma hora, las siete de la mañana,  y repitió su conducta. Pero al cabo de diez horas comenzó a desplazarse bordeando el claro, como para evitar alejarse de la selva. Se detuvo cuando había avanzado como un cuarto del perímetro, miró atrás y se volvió de nuevo hacia delante y emitió lo que pareció un quejido afónico, como el inicio de un lamento dirigido hacia el centro del claro. Al cabo de unos quince minutos interminables enmudeció y permaneció inmóvil durante dos horas. Después retrocedió y se fue de la misma forma que el primer dia. Esperé, pero no regresó y sólo pude observar movimientos de sombras por donde había desaparecido y a lo lejos el graznido del escriptor de cuello corto con su molesto, repetitivo y cansino in-fo-có destrozando lo que quedaba de la tarde.

Al dia siguiente yo ya la esperaba. Puntualmente se presentó en el mismo lugar y con decisión se dirigió al lugar que había alcanzado en el dia anterior. Allí se detuvo, permaneció casi media hora y después, a un salto de la selva, bordeó el claro por completo moviéndose despacio, con breves paradas, siempre mirando, como hipnotizada, al centro del claro. Y, mientras caminaba, otra vez emitía el mismo gemido contenido, pero hoy en algunos momentos parecía temblar. Cuando dio una vuelta completa se acostó ocultándose parcialmente, dejando sólo visible su cabeza. Al cabo de dos horas, en las que miraba alternativamente al centro del claro, a los lados y al interior de la selva  situada a su espalda, comenzó a desplazarse encogida, como reptando, hacia el interior de la calva. Y en un punto que casi se correspondía con el centro geométrico se detuvo, volvió a mirar a  su alrededor, olfateó repetidamente el aire orientando la cabeza hacia el sur y después de permanecer unos minutos en esa actitud comenzó a escarbar frenéticamente. 

Más allá, en la selva tras su espalda algo se desplazaba rápidamente. Sólo logré distinguir varias sombras que sin mover una hoja estaban cercando el claro.

La tapyr parecía impulsada por la desesperación. Escarbaba sin dejar de olfatear la tierra que removía mientras sostenía el quejido que en ocasiones, como descontrolado, era perfectamente audible. Era un llanto. Temí por ella. Pensé que los miméticos no andarían lejos, si es que no estaban ya esperándola, o que algún escriptor pudiera andar sobrevolando el pobre mundo de los que como aquella tapyr sólo pueden sostener el equilibrio de la selva.  

Ya sin ninguna prudencia continuó así durante más de media hora, levantó la tierra en cinco puntos y realizado el último agujero, del que extrajo algo que no alcancé a identificar desde el puesto de observación, emitió un largo sonido, desesperado, potente, audible en todo el territorio, que llenó de angustia el aire exponiendo gravemente a la tapyr a los depredadores. En la sombra de la selva ya nada se movía. El hedor se había vuelto insoportable al haber cambiado la dirección de la brisa que ahora arrastraba el aire desde la calva en dirección al puesto de observación.

A ella no parecía importarle el riesgo que corría. Al contrario, permaneció erguida mirando fijamente a la selva, hacia el sur y en ocasiones mirando al cielo, como retando. Después de un tiempo que no puedo precisar porque permanecí congelado anticipando el final, se fue por donde había llegado y al poco un nuevo lamento general, esta vez procedente de las voces de decenas de tapyres, se extendió por la selva sanitaria. 

Después cayó la noche y extrañamente la selva permaneció en silencio .

Algo nuevo había ocurrido y no alcanzaba todavía a entenderlo. Pensé que podría ser grave. Al dia siguiente, con el alba, comprendería el motivo terrible que había provocado el llanto de la tapyr.

""""""""""""""""|||||||||||||||||

N''''eto...pyr
 



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7 comentarios:

  1. Bastante desconocido9 de febrero de 2012, 8:51

    Esto se está poniendo tremendo. Ya no sé que pensar.¡No la devorarán!.

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  2. ¿qué pasó en 2008, por lo que esta Tapyr se asustó?

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  3. XDDDD ¿qué conocieron los tapyres para justifican ese angustioso lamento????

    No nos podéis dejar así, con esta incertidumbre.

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  4. Esto no se hace. Como sea lo que me imagino os vais a acordar. Genial.

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  5. La culpa es mía por leer estas historias. Otra vez tengo todo el cuerpo erizado; otra vez el hedor y el graznido in-fo-có se han instalado en mi interior, como si de una pesadilla vívida se tratara; otra vez voy a ser incapaz de dormir.

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  6. ¿y qué pensará de esta cuarta entrega el desaforado que se sulfuró por la tercera?

    ¿Y por qué se enfadó por la tercera, y no por la primera y la segunda, o esta cuarta?

    ¿se vería reflejado por la tercera?

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  7. Ehhh, ¿No nos dejaréis en ascuas todo el fin de semana, no? sería una crueldad. Apiadaos de esa persona que no podrá dormir con las pesadillas

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