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domingo, 11 de diciembre de 2011

LOS DEPREDADORES DEL TAPYR

Hemos recibido este escrito. Es sorprendente. Hemos decidido publicarlo. Veremos en que acaba.


Los archivos D:Ecol\X\Psy\tapyr.zip , descubiertos casualmente por un error informático producido en el Ministerio de Sanidad en el proceso de relevo del gobierno saliente (fueron enviados por equivocación a un correo electrónico de una dirección particular, desconocida ahora porque  la “limpieza” propia de los traspasos modélicos de gobierno la borró junto con otros  archivos con el potente programa  ERASER)  desvelan una realidad inquietante. Las cosas están peor de lo que imaginábamos, y lo más grave es que esos datos eran conocidos por quien tenía que proteger la diversidad evolutiva de las profesiones. Yo, casualmente (literalmente) soy  titular de esa cuenta que recibió el zip con los archivos. No puedo callar por más tiempo. Que nadie crea que tengo motivos generosos para justificar esta difusión de lo que a mi pesar he conocido. Sólo quiero calmar la angustia compartiéndola, sólo quiero que la ignorancia deje de ser un refugio feliz. Yo no tengo culpa de haber sabido de ésto, excepto que todos seamos culpables. 

Iré dando a conocer en entregas, al ritmo que la seguridad de los enlaces y mi capacidad de redacción  lo permita, lo que ya se sabía sólo por algunos (¿cuánto más se sabrá?) de la vida amenazada del tapyr. Sólo una petición de disculpas anticipadas: la redacción de las entregas es de mi responsabilidad y forzosamente resume la ingente cantidad de información existente en los archivos recibidos. Es mi intención que las exigencias de información y selección de datos no se vean supeditadas  a un forzado estilo literario, cuyo cuidado prioritario sería sólo un ejercicio de vanidad improcedente en estos momentos. Además, a veces, el texto será tan sólo transcrito y por ello se observarán cambios en los sujetos gramaticales que parecerán erráticos.

Y comienzo casi por el final.

PRIMERA ENTREGA


LOS DEPREDADORES DEL TAPYR

Los depredadores más comunes de los tímidos animosos psicólogos y residentes (tapyres) son los grandes miméticos (de los que hoy destacaremos  la presencia, que habita en  espacios imprecisos del levante español ,y le petit empereur, del que sólo está documentada su actividad en el centro de la península ibérica y en donde aún recientemente se le ha visto en  pasillos de edificios oficiales y en cenaderos  otrora usados por otros reptiles ya extintos)(1).

 El tapyr  es atacado por ellos sin advertencia previa, en distancia corta, mediante sorpresas legales y maniobras institucionales y propagandísticas, incluso con intoxicaciones informativas,  que impiden  a veces la huida eficaz. Estos ataques se producen siempre después de una aproximación cautelosa en la que, camuflándose bajo restos de otros tapyres ya capturados,  la presencia y le petit empereur dificilmente son detectables,  de ahí el sobrenombre de grandes miméticos caracterizados por la capacidad que tienen de ocultar su verdadera apariencia e intenciones. (2)

Pero después de una larga evolución, en la que ha visto en ocasiones en grave riesgo sus reducidas  poblaciones, el tapyr ha aprendido a huir corriendo a gran velocidad entre la jungla sanitaria. Si el asaltante estuviera aferrado a su víctima se golpeará contra las competencias  y las funciones reservadas por ley, y la fuerza del golpe  se verá incrementada en cada una de las rotaciones que realiza el tapyr para defenderse y por la velocidad creciente que desarrolla conforme siente el miedo al saber que si cede o se desmoraliza  podría ser arrastrado a los terrenos desérticos y estériles en los que los miméticos abundan parasitando a sus víctimas. Esos golpes  logran con frecuencia que el mimético suelte a su presa dando comienzo así a otra espera, y con ello al drama, siempre nuevo,  de la supervivencia en la selva sanitaria.

Pero sin embargo la principal amenaza para el tapyr non son los grandes miméticos sino la acción de breves y pequeños seres  que mantienen en permanente incertidumbre el futuro de la jungla sanitaria, constituyéndose en una amenaza ecológica permamente. Son los modificadores por excelencia del hábitat del tapyr, son el origen de una emoción sobre la que existe y construye su vida. El simple recambio generacional de esas criaturas, frecuente por ser corta la esperanza de vida de sus individuos, remueve en el tapyr un desasoiego de siglos, de milenios, profundo, insoportable,..., ¿y si de esta vez devoran la selva?, ¿y si desaparece el sistema nacional de salud?, ¿y si nos exterminan?. Esas criaturas de las especies  politicus y negotiorum gestor materializan el aforismo “natura non facit saltus” (3). 

Hoy en dia, dada la dificil y limitada capacidad reproductiva del tapyr, y como consecuencia de la acción de los grandes miméticos y de los diversos y abundantes descendientes de los mercaderes sanitarius, se considera a esta especie, en todos sus desarrollos regionales, como especie vulnerable o amenazada, previéndose en algunas zonas su reclasificación en especie en riesgo de extinción.

Desde organismos protectores de la diversidad, conscientes de que la elevada especialización del tapyr le hace más frágil por más que sea aún más valiosa su existencia en la cadena de la evolución profesional, se ha hecho un llamamiento urgente a la adopción de medidas de protección.
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A esa tarea conservacionista, en el límite, dedicaré las fuerzas que aún me quedan. Puede que cuando acabe de dejar constancia de lo que sabemos sobre la historia del tapyr  ya sea demasiado tarde. Parece que existiéramos desconociendo que la salud del tapyr es la salud de la selva sanitaria. Ojalá no sea tarde cuando comprendamos el profundo alcance de estas apreciaciones.
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(1) Sería excesivo para una primera entrega de un tema ante el cual aún me estoy situando desarrollar las caracterísitcas de estos especímenes. Más adelante, y en la medida en que logre que mi reacción visceral sea controlada, iré dando a conocer lo que descubrí. Ello será para asombro, quizás para indignación y pena, de quienes viven plácidamente en sus titularidades y plazas en propiedad. El tiempo dirá si el saber vale para algo.

(2) No puede dejar de citarse que esta caracterización es motivo de discusión en los círculos de investigadores de los miméticos. Destacadamente la Cátedra  de Falsedad y Mimetismo Intencional de la Universidad Compliquense de Cangas, viene afirmando después de realizar durante más de siete años un seguimiento intensivo del comportamiento de los miméticos  (a los que, hay que recordar, ha clasificado ya hace tiempo en grandes y pequeños, y en  subespecies que sería ahora excesivo exponer)  que los sujetos descritos sólo de manera forzada pueden considerarse integrados en los miméticos, ya que el mimetismo es independiente de la intencionalidad (tal como se ha deducido de  los últimos metaanálisis dados a conocer sobre resultados de investigación sobre "elaboración de planes y sustrato motivacional en el camaleón"). Es por ello que proponen, en el marco de una controversia que enfrenta a la ciencia ingenua y a la ciencia radical, que los llamados grandes miméticos sean denominados  megahypokrités. Aún a riesgo de ser calificados de conservadores, y más por razones estéticas y de gusto personal que por otra cosa (como es costumbre en la ciencia más chic), se nos antoja que la inclusión de las especies citadas, la presencia y le petit empereur, entre los miméticos es la que nos va (además megahypokrités parece un insulto y eso nos aleja del buen rollo científico y del espíritu académico).

(3) Abundan los estudios sobre estas especies y , como no, se cuestiona que constituyan dos grupos  bien diferenciados por reconocerse en ambos características propias de los más antiguos “mercaderes sanitarius”. Es conocida su acción, no exenta de indiferencia hacia los resultados. Si bien el tapyr les vigila, los politicus y los negotiorum gestor parecen ignorarles, de hecho non son su víctima directa ya que su actividad es más difusa, de efectos erosivos a largo plazo  y por ello con consecuencias letales para los habitantes de la selva sanitaria. Se han descrito casos en los que llegaron a devorar  la estructura hospitalaria de áreas sanitarias completas  y causaron grandes calvas desérticas en el sistema nacional de salud, en las cuales menguó la asistencia de forma alarmante con efectos de grave reducción de la fauna preexistente,  y de deterioro de la función reparadora del sistema que produjo efectos devastadores en las poblaciones que necesitaban de su equilibrio para sobrevivir.

Netopir Ignobilis Cundey

9 comentarios:

  1. Esto es un escándalo de dimensiones estratosféricas. Aunque la defensa medioambiental ha sido convenientemente borrada bajo las necesidades de los mercados y la lucha por la supervivencia en plena crisis económica, que los responsables de la conservación de las especies hagan caso omiso de esta urgencia nacional, siendo conocedores de la existencia de pequeños y grandes depredadores del TAPYR, es un escándalo.

    Los miméticos, cual hienas hambrientas, estarán relamiéndose, intentando congraciarse con el nuevo relevo de politicus y negotiorium gestor, ya que han sentido en sus propias carnes el fracaso del ataque directo.

    A pesar de todo, coincido con el atribulado narrador en que el verdadero peligro para la supervivencia de todas las especies que conviven en el ecosistema sanitario son los grandes mercaderes, que con supuestos criterios economicistas y técnicos pretenden convertir la selva sanitarios en un desierto yermo, donde solo unos pocos privilegiados accederán a unos servicios que antes eran universales.

    ¿Seguiremos los Tapyres alerta y prestos a defender nuestra función en el ecosistema sanitario? ¿Lograremos mantener una atención de excelencia?

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  2. Tengo una duda: no sé si realmente los miméticos son depredadores o simplemente carroñeros. A mí me parece esto último, pero supongo que los documentos tienen pruebas fehacientes de su verdadera naturaleza

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  3. http://blogs.elpais.com/simetrias/2011/12/la-forma-hace-al-monstruo.html

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  4. Pues por culpa de los depredadores de los tapyres yo me estoy convirtiendo en una fiera corrupia.

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  5. Yo estoy con el de la duda...

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  6. depredador, ra.
    (Del lat. depredātor, -ōris).
    1. adj. Que depreda. U. t. c. s.

    depredar.
    (Del lat. depraedāri).
    1. tr. Robar, saquear con violencia y destrozo.
    2. tr. Dicho de un animal: Cazar a otros de distinta especie para su subsistencia.

    carroñero, ra.
    1. adj. Perteneciente o relativo a la carroña.
    2. adj. Dicho de un animal: Que se alimenta principalmente de carroña. U. t. c. s.

    carroña.
    (Del it. carogna, y este del lat. vulg. *caronĕa, der. del lat. caro, carnis, carne).
    1. f. Carne corrompida.
    2. f. Persona, idea o cosa ruin y despreciable.
    carroño, ña.
    (De carroña).
    1. adj. Podrido, corrompido.

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  7. Pues creo que la duda queda disipada: depredadores y además carroñeros, en la acepción de ruin y despreciable.

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  8. ARDO en deseos de leer el siguiente capítulo. ¿Por qué nos mortificas con tanta demora?

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  9. Segunda entrega YA.

    ¡Y que en el COP coloquen un banner con esta reivindicación!

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