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lunes, 14 de enero de 2013

¿POR QUÉ HUYEN DE LA HISTORIA?


Desde hace mucho tiempo tenemos la sensación de que echar la vista al pasado incomoda a más de uno, que no interesa recordar cuál ha sido el proceso que culmina en la creación de la especialidad de psicología clínica, que sustenta la específica formación de las profesiones sanitarias y cómo ha de ser la vía de acceso a la profesión en nuestro Sistema Nacional de Salud. Con frecuencia también, y dado que no se puede eliminar por completo las huellas de este proceso, se opta por dar una visión parcial o falseada del asunto, haciéndose cada uno un traje a medida.


Sin embargo, si hemos llegado hasta aqui, razones de peso habrá. Y la psicología clínica española llega siendo una profesión sanitaria regulada, con unas condiciones de acceso determinadas y con el proceso formativo que es, y sólo es, el Sistema PIR.

Porque si no fuera así, si se hubiera planteado en su momento una vía de formación mejor que la actual, ¿no créeis que se hubiera seguido? ¿Por qué entonces se da vueltas y vueltas a la fantasía de que la Universidad se haga cargo de la formación posgraduada para convertirse en especialista, o ahora un nuevo profesional sanitario y que esa formación sea equivalente al PIR?.

Claro es que no lo consiguieron cuando en una de las muchas reformas del Sistema Universitario se definieron tres posibilidades de formación de posgrado: el doctorado, y los títulos propios de máster y especialista universitario, que abrieron la veda para la casi infinitas posibilidades actuales de formación. En aquel momento, algunos sectores universitarios intentaron, sin éxito que ese tipo de formación se presentase como alternativa al PIR.

Ahora es más de lo mismo con la figura del Psicólogo General Sanitario.

En este caldo de posiciones contra la especialidad soprende la opinión de Carrobles sobre el riesgo de que la especialidad sea una "rémora" para la psicología clínica moderna en un entorno europeo de formación. Otra vez al ataque.



Pero como la Historia está para recordarla y aprender de ella, os recomendamos la lectura de un artículo cuyos firmantes son Begoña Olabarría y Miguel Anxo García, en la revista de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología, sobre el proceso de construcción de la psicología clínica en España como especialidad sanitaria:


No podemos dejar de señalar un párrafo en el que opinan sobre ese empeño sobre reescribir, distorsionar o suprimir situaciones y hechos del pasado reciente: "Ese lamentable empeño cuenta con sus propias organizaciones «profesionales y científicas»; en él participan esas «eminencias» que propugnan la modalidad de quienes explícita o implícitamente formulan sin más que modernidad, progreso, ciencia, especialidad, formación,conocimiento y campo de intervención son nociones que se dan la mano y son equivalentes a la simple desaparición de trabas a la satisfacción sin límites de sus intereses en un mercado cuyas grandes líneas de expansión buscan controlar."

Y a grandes rasgos, ¿qué nos puede decir nuestra historia sobre la consolidación de la psicología clínica como especialidad y su formación a través del Sistema PIR?

- Que la especialidad se fue construyendo colaborativamente con diferentes sectores de nuestra profesión y de otras profesiones que compartían una visión progresista de la salud mental. No faltó el debate, pero en su inmensa mayoría, fue a través del juego limpio.
- Que desde el inicio, se valoró una psicología clínica íntimamente ligada al Sistema Nacional de Salud, creciendo y complejizándose a medida que el sistema también se hacía más complejo, y se iban consolidando nuevos modelos organizativos, de gestión y asistenciales.
- Que, por lo tanto, la formación especializada debía ofrecerse dentro de los propios servicios sanitarios, pegada a la realidad asistencial, y al mismo tiempo, con plenas garantías de calidad en la formación, en centros a creditados para ello, en base a un programa formativo homogéneo (el hecho de integrarnos más tardíamente que otros profesionales sanitarios favoreció el evitar sus errores pasados, en concreto el sistema formativo obsoleto inicial de los médicos especialistas que los hacían depender de escuelas universitarias, cátedras y Colegios de Médicos, sin formarse en Hospitales públicos, sin un programa formativo establecido, ni con un acceso en condiciones de igualdad, mérito y capacidad).
- En definitiva, la formación sanitaria especializada para ser psicólogo clínico sería la exigida por las Administraciones Sanitarias, de acuerdo con la normativa reguladora.

Ni diferentes ni excepcionales.

No nos dejemos engañar: la lanza que esgrimen sectores caducos en base a una supuesta modernización de la Psicología Clínica, el cientifismo y el logro de unos "estandares" que algunos se arrogan en exclusiva por el simple hecho de pertenecer al ámbito académico, no es más que esa misma obsolescencia de la que huyeron los médicos especialistas cuando impulsaron el Sistema MIR y que la Administración Sanitaria sancionó legalmente, sólo modificándola para mejorar el Sistema.

La opinión (que no argumento) que esgrimen de que cuando exigimos la misma formación sanitaria especializada y requisitos de acceso que el resto de profesionales facultativos es un signo de servilismo hacia éstos, es una muestra palmaria de su ignorancia activa sobre el Sistema Nacional de Salud, y su apuesta por seguir viviendo de espaldas a la realidad asistencial, social y hasta normativa (si dicen que deben ser los representantes de la Psicología los que deben establecer los requisitos técnicos, temporales y profesionales; parece que se olvidan que estamos ante un Estado de Derecho, con poderes legislativo, ejecutivo y judicial)


¿Es entonces la psicología clínica y su formación PIR una rémora del pasado? Éstas son las guías que en su momento elaboraron un Comité de Expertos (entre ellos Carrobles); leedlas y decidid si es un anacronismo o sigue protagonizando la mayor evolución de nuestra disciplina como profesión:

(1) Está directamente vinculado a los servicios especializados de la red sanitaria, lo que permite el establecimiento de un equilibrio entre la investigación básica y la investigación aplicada, en relación todo ello a las necesidades que la demanda social en los servicios públicos plantea. Ello habrá de permitir además una mejor y/o mayor adecuación de los instrumentos del psicólogo al campo de intervención.
(2) Vincula la formación postgraduada al ejercicio profesional y ello no sólo porque aparecen profesionales vinculados a funciones docentes, sino también porque al estudiante de la especialidad se le reconocerá el ejercicio profesional que realiza al tiempo que su formación, a través de un contrato laboral.
(3) Posibilita y favorece una mayor identidad profesional tanto internamente como en relación a otros colectivos profesionales de distintas disciplinas que realicen funciones en campos de intervención común, así como en relación a los ciudadanos que demandan sus servicios como especialistas.
(4) Contribuye al reconocimiento de la psicología clínica como profesión sanitaria en el marco de la sanidad española, de acuerdo a la Ley General de Sanidad y al Informe de la Comisión Ministerial para la Reforma Psiquiátrica.
(5) Permitirá una homologación de derecho de los psicólogos especialistas en relación a los titulados superiores de otras disciplinas vinculadas al campo de la salud (médicos, farmacéuticos).


2 comentarios:

  1. Pues la formación vía PIR para cualquier profesión sanitaria me parece de lo más innovador. Sobre todo en este momento de recortes y precariedad.
    ¿o es que algunos profesores quieren tener becarios a su cargo, que hagan todo lo que les manden a la espera de su título? porque de servilismo hay mucho en el doctorado....

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  2. Increíble que todavía se crean los guardianes del saber y la ciencia.

    Penoso que se aferren a sus sillones. Me gustaría ver cómo se desenvuelven en una consulta clínica. ¿darían clases magistrales a sus alumnos/pacientes?

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